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La vitamina K es una vitamina liposoluble, es decir, que se almacena en el tejido graso de nuestro organismo, lo que le permite disponer de reservas siempre que las necesita. Sin embargo, como es evidente, estas deben ser llenadas a diario en base a la alimentación. Por esta razón, y para que puedas saber a qué alimentos recurrir en caso de que necesites un aporte extra de este micronutriente, aquí vamos a hablarte acerca de las mejores fuentes de vitamina K que existen en la naturaleza.
Principales fuentes de vitamina K en la naturaleza
La vitamina K se encuentra, fundamentalmente, en los alimentos de origen vegetal. Por ello, las personas que siguen una dieta que hace poco hincapié en ellos suelen presentar problemas de carencia, lo que se traduce en dificultad en la coagulación de la sangre.
Dentro del amplio universo que forman los alimentos de origen vegetal, hay que decir que, sin lugar a dudas, en los que mayor presencia tienen es en las verduras de hojas verdes como, por ejemplo, las coles, las acelgas, las espinacas, el perejil y la lechuga. De igual modo, la coliflor, el brócoli y el repollo también son estupendas fuentes de vitamina K. Eso sí, debemos aconsejarte que, para no dañar sus propiedades y aportar al organismo las cantidades que precisa, es necesario tomarlas crudas, cocidas o hervidas ya que algunos procesos típicos de la cocina como el de freír rompen sus estructuras.
Por su parte, los alimentos de origen animal también contienen buenas cantidades de vitamina K, lo que es producto de la necesidad que todos los seres vivos tienen de este micronutriente. En este sentido, el pescado azul (caballa, salmón, atún, etc.), el hígado de ternera y de cerdo y la carne roja en general son muy ricas en esta sustancia. Lo mismo sucede con los huevos y, en menor medida, con los lácteos.
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Por otro lado, también hay frutas ricas en vitamina K. Este es el caso, por ejemplo, del plátano y el kiwi, los cuales no pueden faltar en ninguna dieta saludable y equilibrada.
Conclusión
En cualquier caso, has de saber que todos estos alimentos ingresan a tu organismo en forma de vitamina K1. Sin embargo, una vez que esta llega al intestino, debido a la acción de las bacterias que en él tienen cabida, parte de ella se transforma en vitamina K2. Todo dependerá, fundamentalmente, de las necesidades del cuerpo en un momento determinado.
En definitiva, siguiendo una dieta saludable y equilibrada que haga énfasis en las verduras de hoja verde no debes tener ningún problema para satisfacer las demandas de vitamina K de tu organismo. De hecho, esta es la razón por la que las personas veganas no tienen dificultad para lograr las cantidades que necesitan a diario.
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